UNA NUEVA ETAPA EN MI VIDA
P. Tomás Kraft
Mi experiencia con los Equipos de Nuestra Señora ha sido desde el principio y hasta el día de hoy, una experiencia muy bendita, consoladora y formativa para mí como sacerdote. Mi primer equipo, Mt Vernon III (si no me equivoco del número), en las afueras de la capital Washington D.C. (EEUU), donde estudiaba en el seminario, comenzamos juntos (comencé como consiliario en el movimiento al mismo tiempo que nació ese equipo) antes de mi profesión solemne. Así que las parejas muy pronto llegaron a ser muy queridas y me acompañaron en todos los momentos más trascendentales de mi vocación: profesión solemne, diaconado, sacerdocio, y envío al Perú. Vivimos además cosas muy duras juntos: la muerte del esposo de una pareja del equipo antes de la segunda o tercera reunión del pilotaje [aceptamos a la pareja sabiendo que el esposo estaba muriendo de cáncer, y su viuda participa hasta hoy – más de 20 años – en el mismo equipo], la muerte inesperada por accidente fatal de la esposa del matrimonio piloto hacia fin del primer año, el casi fatal accidente de una hija de otra pareja del equipo que terminó con una larga pero total recuperación [hoy esa hija es ejemplar doctora misionera], y cosas por el estilo.
Ya en Chimbote, introducir el movimiento ENS no se me ocurrió a mí; el mérito lo tiene Fr. Enrique Camacho, muy amado hermano con quien viví todos mis (casi 5) años en Chimbote. él tiene el don de introducir nuevos œprogramas pastorales, y ENS era uno de ellos, aunque él mismo no tenía experiencia de los Equipos. No recuerdo exactamente en qué año comenzamos; creo que era por 1987¦ No había pareja piloto propiamente dicho, pero nos asesoraron parejas de Colombia, a distancia y con algunas visitas. Así que los dos œpadrecitos juntos funcionamos como consiliarios del Equipo 1 de Chimbote (y de todo el Perú) y contribuimos a los primeros años de ese amado equipo. Igual que en los EE.UU., rápidamente nos hicimos muy hermanos, y de nuevo me introdujeron a muchos elementos de la vida familiar que no hubiera conocido sino a través de ellos.
Cuando pasé a Lima (después de un año de interludio en Arequipa), estaba destinado al campo de la œformación (preparación de candidatos para la vida religiosa y sacerdotal), y realmente sentí que no podía dedicar el tiempo necesario como consiliario de un Equipo, por lo cual resistí las invitaciones a asumir uno de los equipos de Lima que no tenían consiliario. Me ofrecí solamente para alguna cosa suelta, como jornadas, charlas, o conversatorios con futuros consiliarios¦ Pero, sin querer queriendo, a través del acompañamiento espiritual de una, y luego dos, y luego más parejas “ todas jóvenes “ y en particular, a través de una reunión informal mensual donde compartían esas parejas conmigo (copiado conscientemente por mí del esquema de los ENS, sin que sea un equipo como tal a ese entonces) íbamos caminando poco a poco – ellos y yo – hacia la incorporación como grupo en los Equipos. Demoramos bastante para ser un grupo lo suficiente numeroso (inicialmente eran como 3 parejas fijas, luego 4 o 5, pero luego una y luego otra se retiraron, y así anduvimos varios años). Pero finalmente, un año después de mencionar la idea y dar a las parejas algunos folletitos sobre el movimiento, consideramos formalmente la cosa y decidimos (sin mucho convencimiento de varias de las parejas) hacer el año de pilotaje. Terminó siendo casi un año y medio de pilotaje (eran medio renuentes algunos, o bien lentos para captar el genio de ENS, y además los pilotos cojeaban en su acompañamiento, así que era un œaño de pilotaje poco convencional. Pero de todas maneras nos sirvió, y al fin del período, decidimos (más o menos convencidos la mayoría de las parejas) pertenecer al movimiento ENS. Nuestro equipo (Lima 13) tiene desde el principio varias cosas que lo distinguen de otros equipos: la mayoría de las parejas fueron casados por su primer consiliario, viven bien dispersos en diferentes esquinas de Lima metropolitana (desde San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres pasando por San Miguel hasta Miraflores y Surco), y solemos tener más de un consiliario a la vez. Y lo mejor del equipo 13: todas las parejas comparten un mismo anhelo de ser parejas santas.
Gracias Tomás