EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA

UNA NUEVA ETAPA EN MI VIDA

P. Tomás Kraft

Conversamos con P. Tomás antes de su partida, y le pedimos que nos comparta algunas cosas de su estadía por estas tierras incas.
Llegué al Perú primero como estudiante, enero “ diciembre 1981, para pasar el verano con los frailes de mi provincia en el Vicariato de Chimbote, y el año académico con los estudiantes de la provincia de Perú en Lima.
Luego, volví para quedarme en junio 1985, un mes después de sacar mi licenciatura (tesis: una evaluación teológica del comentario de la Biblia Latinoamericana) y poco más de un año después de mi ordenación sacerdotal.
Mi primera asignación era a la casa adjunta a la Parroquia San Pedro [o como dicen los chimbotanos, œSan Pedrito, por la imagen diminuta del santo que es patrón de la diócesis, y para distinguirla de la Parroquia San Pedro en el barrio San Pedro, sobre una colina sobre la ciudad].
Digo a la casa y no a la parroquia, porque nunca fue asignado como tal a la parroquia, si bien ayudaba con misas diarias y dominicales, y un montón de otras cosas parroquiales, pero tenía libertad de dedicarme al apostolado bíblico, y ayudar no sólo a las demás parroquias del Vicariato (3-4 más a ese entonces), sino incluso a otras parroquias diocesanas, por ejemplo cuando un párroco iba de vacaciones, a veces yo le remplazaba los domingos durante unos meses, a apoyar a diversos movimientos, grupos, etc.

Mi experiencia con los Equipos de Nuestra Señora ha sido desde el principio y hasta el día de hoy, una experiencia muy bendita, consoladora y formativa para mí como sacerdote. Mi primer equipo, Mt Vernon III (si no me equivoco del número), en las afueras de la capital Washington D.C. (EEUU), donde estudiaba en el seminario, comenzamos juntos (comencé como consiliario en el movimiento al mismo tiempo que nació ese equipo) antes de mi profesión solemne. Así que las parejas muy pronto llegaron a ser muy queridas y me acompañaron en todos los momentos más trascendentales de mi vocación: profesión solemne, diaconado, sacerdocio, y envío al Perú. Vivimos además cosas muy duras juntos: la muerte del esposo de una pareja del equipo antes de la segunda o tercera reunión del pilotaje [aceptamos a la pareja sabiendo que el esposo estaba muriendo de cáncer, y su viuda participa hasta hoy – más de 20 años – en el mismo equipo], la muerte inesperada por accidente fatal de la esposa del matrimonio piloto hacia fin del primer año, el casi fatal accidente de una hija de otra pareja del equipo que terminó con una larga pero total recuperación [hoy esa hija es ejemplar doctora misionera], y cosas por el estilo.

Ya en Chimbote, introducir el movimiento ENS no se me ocurrió a mí; el mérito lo tiene Fr. Enrique Camacho, muy amado hermano con quien viví todos mis (casi 5) años en Chimbote. él tiene el don de introducir nuevos œprogramas pastorales, y ENS era uno de ellos, aunque él mismo no tenía experiencia de los Equipos. No recuerdo exactamente en qué año comenzamos; creo que era por 1987¦ No había pareja piloto propiamente dicho, pero nos asesoraron parejas de Colombia, a distancia y con algunas visitas. Así que los dos œpadrecitos juntos funcionamos como consiliarios del Equipo 1 de Chimbote (y de todo el Perú) y contribuimos a los primeros años de ese amado equipo. Igual que en los EE.UU., rápidamente nos hicimos muy hermanos, y de nuevo me introdujeron a muchos elementos de la vida familiar que no hubiera conocido sino a través de ellos.

Cuando pasé a Lima (después de un año de interludio en Arequipa), estaba destinado al campo de la œformación (preparación de candidatos para la vida religiosa y sacerdotal), y realmente sentí que no podía dedicar el tiempo necesario como consiliario de un Equipo, por lo cual resistí las invitaciones a asumir uno de los equipos de Lima que no tenían consiliario. Me ofrecí solamente para alguna cosa suelta, como jornadas, charlas, o conversatorios con futuros consiliarios¦ Pero, sin querer queriendo, a través del acompañamiento espiritual de una, y luego dos, y luego más parejas “ todas jóvenes “ y en particular, a través de una reunión informal mensual donde compartían esas parejas conmigo (copiado conscientemente por mí del esquema de los ENS, sin que sea un equipo como tal a ese entonces) íbamos caminando poco a poco – ellos y yo – hacia la incorporación como grupo en los Equipos. Demoramos bastante para ser un grupo lo suficiente numeroso (inicialmente eran como 3 parejas fijas, luego 4 o 5, pero luego una y luego otra se retiraron, y así anduvimos varios años). Pero finalmente, un año después de mencionar la idea y dar a las parejas algunos folletitos sobre el movimiento, consideramos formalmente la cosa y decidimos (sin mucho convencimiento de varias de las parejas) hacer el año de pilotaje. Terminó siendo casi un año y medio de pilotaje (eran medio renuentes algunos, o bien lentos para captar el genio de ENS, y además los pilotos cojeaban en su acompañamiento, así que era un œaño de pilotaje poco convencional. Pero de todas maneras nos sirvió, y al fin del período, decidimos (más o menos convencidos la mayoría de las parejas) pertenecer al movimiento ENS. Nuestro equipo (Lima 13) tiene desde el principio varias cosas que lo distinguen de otros equipos: la mayoría de las parejas fueron casados por su primer consiliario, viven bien dispersos en diferentes esquinas de Lima metropolitana (desde San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres pasando por San Miguel hasta Miraflores y Surco), y solemos tener más de un consiliario a la vez. Y lo mejor del equipo 13: todas las parejas comparten un mismo anhelo de ser parejas santas.

Para mí el matrimonio es un sacramento de consagración y de misión social y eclesial no menos que el sacerdocio ministerial. Fue expresada elocuentemente este aspecto en la boda de Tofi y Kenny (la pareja que inició conmigo lo que es ahora Equipo 13) cuando se postraron en el suelo y se rezó la letanía de los santos sobre ellos, y al final de la misa, una ceremonia de envío misionero. He gozado del matrimonio cristiano de mis padres, y de su vivencia del mismo a lo largo de casi 50 años, día a día. Y es una gracia para mí haber compartido con este equipo 13 de Lima las alegrías, preocupaciones y ayudas de parejas jóvenes, con el nacimiento y crecimiento de sus primeros hijos. Ciertamente es un signo palpable, personalizado, del amor de Dios por su pueblo y viceversa.
¿Lo que más me ha gustado en el Perú? Difícil de decir; bien difícil. Si tuviera que decir/elegir algo, diría, su gente. Sobre todo la gente con el espíritu solidario, generoso, como está retratado en el canto œDanzo a mi país, que siempre trae lágrimas a mis ojos cuando pienso en los que œhan dado su vida por la paz; el haber sido parte de esta privilegiada Iglesia peruana durante tantos años y tenido acercamiento con varios estamentos del œPerú profundo: los campesinos, gente quechua hablante, los presos, enfermos (muchas veces a través de la Biblia)¦ y la gracia de vivir en cercano contacto con tantas personas admirables de la vida consagrada y la vida intelectual en el Perú. En un segundo lugar (pero muy secundariamente) sería la belleza natural del país, especialmente de la sierra, y luego en tercer lugar todo lo demás; la comida, la música, los bailes y artesanías, la arqueología, la literatura¦ Mis lugares favoritos: en la sierra: Cajamarca; en la costa: Coishco (por Chimbote) y Campoy.
¿Lo que menos me ha gustado?  También bien difícil de decir; diría (sin priorizar): la pobreza aplastante (y la indiferencia de muchos en las capas pudientes de la sociedad), la falta de responsabilidad ciudadana (suciedad, destrucción de bienes comunes por ejemplo en las manifestaciones bravas, huelgas de los de servicio crítico como personal de salud y profesores), los atropellos a la dignidad e integridad humana, la corrupción en tantos sectores de la sociedad (prensa, gobierno, comercio¦).
Alguna anécdota: para esto les dirigiré a la página web que me ha dado la Familia Dominicana en el Perú, como sub-página en la sección de formación permanente. Por el mes de marzo 2006 al más tardar espero tener colocado allí no solo muchos apuntes bíblicos (algunos de los cuales ya están), sino también la serie de cartas circulares que escribía 2 ó 3 veces al año para describir a gente de afuera cómo era mi vida en el Perú. Allí hay un montón de anécdotas, contadas con la frescura del momento. Voy a poner allí algunos otros documentos personales como poemas¦ Se encuentra al: http://peru.op.org/TomasKop/default.htm
Sobre Africa, ¿qué digo? Pues, que esta mudanza al continente negro es para mí un sueño de muchos años atrás: dedicarme de nuevo a un trabajo más misionero, contribuir a la Iglesia y a la Orden Dominicana en otra parte del mundo, enfrentar el reto de aprender otro idioma a esta edad¦ Allí voy a ser parte de un pequeño vicariato de frailes dominicos (la mayoría africanos de diversos países), trabajando por lo pronto en un seminario intercongregacional en Nairobi, KENYA que reúne a estudiantes religiosos y religiosas de casi todo el continente, y, si Dios quiere, ¡introducir allí los Equipos de Nuestra Señora! A los que desean comunicarse conmigo, la mejor manera es mediante el correo electrónico, al: tkkraft@op.org siempre identificando el remitente con algo como ENS o œde Lima, o œpara el P. Tomás, para que lo pueda distinguir del correo no deseado. Pero que sepan que a veces no contesto durante semanas o aun meses; pero casi nunca borro una carta sin contestar: como Dios, tardo pero no olvido.
Mi mensaje a los equipistas del Perú:
Ánimo a todos los equipistas en todo el país (tanto Chimbote como Lima) a seguir adelante en este hermoso movimiento, que puede significar la diferencia entre una santa vivencia matrimonial y un fracaso matrimonial que hunde a toda la familia en la tristeza y amargura. Heb 10,25.

Gracias Tomás

Scroll al inicio